Locos que se animan a leerme

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Fin de la era Ricardo

Casi no lo dejé hablar ¿para qué?

Sin dar demasiadas explicaciones, le dije que el asunto así no iba más. Esbozó un par de excusas, promesas de cambios, ideas de vida juntos, etc.

Por primera vez en mucho tiempo, veía las cosas con claridad. Por fin, la cortina se había corrido, y podía ver hacia adelante sin que nada interfiriera.

Luego de meter las pocas cosas de Ricardo en una caja (cepillo de dientes, algún que otro libro, algún CD y poca cosa más), lo vi irse, cabizbajo y mirando hacia atrás cada tanto, con la esperanza de verme llorar, o ver aunque sea un gesto de arrepentimiento.

No fue así, lo que sentí al verlo ir fue ALIVIO.

Con el correr de los días, mi decisión se hizo más firme. Tuve sobre la mesa los hechos acontecidos en los últimos meses. No lo podía creer! como yo, una mujer independiente, de 25 años, con un trabajo y vida estable, había permitido que mi vida girara en torno al caos?

Empecé a tener noches normales, a leer más, a escuchar la música que a MI me gustaba, a salir con mis amigas. En fin, a tener la vida que más o menos tenía antes de Ricardo.

Y esa vida me gustaba y me llenaba cada vez más.

Por primera vez en mucho tiempo, podía decir que vivía en PAZ.  Y todo aquello que alguna vez sentí por Ricardo, parecía haberse esfumado mágicamente.

Ya no había ningún hombre equivocado en mi vida.  Al fin, era feliz con mi soledad.












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