Locos que se animan a leerme

miércoles, 16 de febrero de 2011

Del dicho al hecho

Laura estaba fuera de sí.
Ricardo me contaba a diario las locuras que ella hacía, los llamados a cualquier hora, las "visitas" inesperadas, los ataques de histeria, los ataques de llanto, los ataques a puño cerrado.  Sí, Laura había perdido totalmente la compostura, y cuando se "sacaba" emprendía a golpes contra Ricardo.

En mi casa el teléfono sonaba a cualquier hora.  Como tenía identificador de llamadas y ella lo sabía, se tomaba la molestia de caminar un par de cuadras, y llamar siempre desde un teléfono público.

A los pocos días, el número que aparecía en el identificador me daba la pauta que ya NO estaba cerca de su casa, sino cerca de la mía.

Empecé a no dormir, a revisar 3 y 4 veces si había cerrado bien la puerta de entrada al departamento, las puertas que daban al balcón, etc.

De nada valía desconectar el teléfono para que no sonara, no podía dormir igual.

El colmo llegó un jueves.  Fui a trabajar normalmente, con kilos de tapa-ojeras encima.

A las 2PM tenía una reunión fuera de la oficina.  Decidí que quería cambiarme de ropa antes de ir, así que salí de la oficina 12.30.-

La imagen fue dantesca:  Mi auto, estacionado en la puerta de la oficina tenía un no se que (luego me enteraría que era ácido) en todo el capot.  Desastre!

Supe al instante quien había perpetrado tal acto.  Y sonreí.  Porque ella no contaba con las cámaras de vigilancia.  Entré a la oficina, y pedí a la gente de sistemas para ver las imagenes. Luego de 20 minutos de búsqueda, allí estaba ella: atacando mi auto con ácido.

Llamé a la policía, a mi abogado, a Ricardo.

Les mostré la grabación. Me explicaron las medidas que podía tomar, y me sugirieron que como primer paso pidiera una orden de restricción.

Obviamente cancelé la reunión.

Pero ese día, pude dormir la noche entera por primera vez en mucho tiempo.

Laura estaba a punto de recibir una lección muy importante.

4 comentarios:

  1. creo que no, que se murio del todo este blog... una lastima!

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  2. cada tanto entro pensando que volvio el blog... pero no.

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  3. Se ve que tu cada tanto es realmente cada tanto.

    Costó, pero volví!

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