Yo tenía 22 años. Él 32.
Yo venía de terminar una relación complicada, me mudaba sola, y tenía la cabeza y el corazón vacíos. Necesitaba afecto. Estaba desesperada por compartir con alguien charlas interesantes, mates interminables, necesitaba volar.
Él era el novio de una amiga. Yo sabía absolutamente todos los problemas que había entre ellos.
Esa tardecita/noche, él me dio su versión de los hechos.
Me dijo que ya no la amaba, pero que le debía tanto que no podía dejarla. Que ella lo había sostenido cuando la muerte inesperada de su padre.
Que la quería, sí... pero no la amaba.
Que él necesitaba volar.
Y así, como quien no quiere la cosa, entre mates, charlas, con el estuario del Río de la Plata como única compañía, me besó.
Y no sentí culpa. Sentí por segunda vez en mi vida esas mariposas en la panza. Sentí, que tocaba el cielo con las manos.
Media hora más tarde, la culpa me carcomía. Pero ya estaba en el barco, y había que navegar
Pero... conta lo del barco!
ResponderEliminarAle:
ResponderEliminarDe a poco.. de a poco! Dame tiempo para poner en palabras algo que realmente NO es sencillo.
Puesto uno a navegar debe hacerlo lo mejor que se pueda.
ResponderEliminarUn saludo.
Sr. Bigud:
ResponderEliminarEl problema es que uno se crea que sabe navegar, sólo por haber pilotado un optimist..
Como diría cualquier terapeuta (no soy una, pero si voy a terapia): hacé lo que sientas (y quieras). Me parece buena tu frase final. Hoy escuché en la radio "A veces las cosas se complican. Si no encontrás el camino, hacelo vos"
ResponderEliminarRehén:
ResponderEliminarEsta historia pertenece al pasado. Fue larga, tormentosa, pero también me enseñó muchísimo.
De a poco, como dije, voy a ir contándola.
Obvio que me lancé a navegar, e hice mi camino.
Un beso, gracias por pasar.
Justamente por Eso es que soy Piloto, si necesitaban Volar, por qué no me pidieron que los llevara a dar una vueltita?? en lugar de subirse a un barco!!
ResponderEliminar