Locos que se animan a leerme

miércoles, 4 de agosto de 2010

Dos hombres equivocados, en dos días

Mis equivocaciones con los hombres no sólo pasan en el plano amoroso. También tengo mala suerte en otros aspectos.




Situación 1: Jueves 29 de Julio de 2010:

Debía estar en una dirección X, supongamos "Paparulo esquina Cachaca" a determinada hora. Tenía que estar sí o sí.

El trayecto era largo, así que en vez de tomarme el lógico bondi, decidí tomarme un taxi.  Me subo, indico la dirección y emprendemos el viaje.

Mientras tanto, gozando de mi calidad de pasajero, me dispuse a contestar correos a través de mi teléfono (si si.. a veces parezco una ejecutiva).

En una el tachero me dice "Me avisás donde te dejo?"

Miro, y ya nos habíamos pasado, poco, pero nos habíamos pasado.

Yo:  Ya nos pasamos, creo que era dos cuadras más atrás..

Tachero: Bueno, ¿porqué no me avisaste?

Yo:  Porque venía haciendo cosas con el celular, creí que no debía controlarte ni indicarte la esquina. Son dos calles conocidas.

Tachero: Si si.. siempre bobeando con los teléfonos en vez de prestar atención.

Yo: Perdón, pero si NO SABÉS las calles, tenés el coso ese, GPS le llaman. De todas formas, te estoy pagando el viaje entero, a pesar de TU ERROR.

Tachero: Mujeres... siempre en la luna.

Demás está decir que le pagué, no le dejé ni un peso de propina, y cuando me bajé, le dejé la puerta giratoria.



Situación 2:  Viernes 30 de Julio de 2010.

Nota importante: Diluvio Universal en Montevideo. Demoré más de 20 minutos en conseguir un taxi. Ni loca salía a la calle en busca de un bondi, corriendo el riesgo de morir arrastrada por la corriente.

Yo: Por favor, a la calle Tal y Cual. (Tal es una calle poco conocida, pero Cual es una AVENIDA).

Tachero: Tal.. no me doy cuenta..

Yo: Tal es la paralela a Rivera (otra avenida importante), dos cuadras hacia afuera.

Tachero: Ok.. ok..

Arrancó el viaje. Promedio 20 Km/h. El tipo dejaba pasar a TODO el mundo. Frenaba en las esquinas, incluso cuando el semáforo en verde le gritaba: PASAAAAAAAAA!!

Quince minutos más tarde, llegamos a un sitio que parecía estar cerca, pero no era el indicado inicialmente por mí.

Tachero: Decime donde te dejo..

Yo: Estemmm.. me parece que estamos lejos..

Tachero: La calle TAL es ésta... ves? Ahí, donde está el “Hotel de Citas” (Qué antigüedá! Por Diorrr!) Me vas a decir que no lo conoces... (sonrisa socarrona, con mezcla de ojos diabólicos..)
Yo: No, ésta calle es otra.. (haciendo caso omiso al comentario)

Tachero: Bueno mi vieja, yo te dejo acá, porque estoy harto, todo el día subido a ésta mierda, soportando gente inculta (¿?), malhumores varios. Yo no nací para ésto... Bajate y caminá, buscá vos la calle..

Yo: (ya con un poco de miedo) Pero afuera hay un diluvio.. Yo te pedí TAL calle, ¿No me podés llevar hasta ahí?

Tachero: No, tengo que seguir laburando, tomáte otro taxi si querés.



Demás está decir que pagué (hasta propina le dejé por el susto), y caminé bajo el diluvio algo así como 5 cuadras.


Ahora, yo pregunto: ¿No es DEMASIADO encontrarse con un energúmeno? Porqué siempre me tocan a mí éstos especímenes, en los momentos menos indicados y bajo las circunstancias más delicadas.


Nota:  Pero, no se crean que soy tan buenita. Tomé nota de la compañía de taxi, del número de móvil, etc, e hice la denuncia correspondiente. Se que es en vano, pero bueno, algo es algo.